viernes, 26 de noviembre de 2010

Chi lo sa

Tal vez el problema sea que me falta una razón. No LA razón, sino una razón. No cualquiera sino una mía.

Tal vez la búsqueda de esa razón pueda convertirse en razón temporaria, pero con cuidado. Por ese camino el riesgo de terminar dando vueltas en círculos se acrecienta de manera exponencial.

Tal vez mi razón esté enfrente mi cara, tan pero tan cerca que yo creo que no la puedo ver.

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