martes, 31 de mayo de 2011

Raro

¿Te conté ya que el mundo es raro?
Y que todos los que vivimos acá... Que todos somos raros porque no existe normal más que en lo raro.
Que algunos raros se parecen más entre sí y a veces se juntan y se sienten más cómodos con su rareza.
Que los pequeños son raros más amigables porque saben que raro y malo no son sinónimos.
Que algunos grandes se creen normales.


Y que si repetís muchas veces una palabra parece que deja de tener sentido.

sábado, 28 de mayo de 2011

Para leer en forma interrogativa

Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caìda la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn
habìa que tirarlos
habìa que llorarlos
habìa que inventarlos otra vez.




-otra vez, Julio, qué costumbre, usted teniendo razón-

sábado, 21 de mayo de 2011

León

hoy vi a la mujer del aire con un león adentro
se le volaban las hojas y los ojos del otoño
mientras juntaba lo que fue y lo que va a ser

hoy vi al mismo tiempo a ayer y a mañana
en los rulos espirales escalera caracol
en la mujer del aire y en el sueño del león

como le es costumbre flotando con el viento
con el viento que levanta la tierra que pisa
y con los pasos que pisan el camino que es

hoy vi a la mujer del aire sonriéndole a la luna
pensando en cómo se hace para dormir a un león



(Hoy, después de mucho tiempo, volví a ver a la mujer del aire.
Cuando nos conocimos, hace quince años, era una nenita del aire.
Ahora lleva puestos ocho meses de panza
rellena de León)

martes, 17 de mayo de 2011

Dijo Juan:

"Quiero hablar de sorpresas y de plazas"



(Yo también)

domingo, 8 de mayo de 2011

Ahora que gano más o menos bien,
puedo ahorrar
y tengo tarjeta de débito,

¿Dónde me compro una vida?

miércoles, 4 de mayo de 2011

El frío, capítulo 2: Hay gorro bufanda y guante

Tengo de algunos inviernos sensaciones específicas, individualizables, y tengo inviernos en general.
Tengo un invierno trágico que visto a la distancia parece chiste y 24 inviernos felices. Tengo frío y me gusta bastante.

El invierno empieza cuando mi abuelo vuelve a conectar la estufa. Es decir, empezó hace tres días. ¡Despierten!

Cuando esto ocurre, me veo en la obligación de sacar de entre mis cosas gorros y bufandas. Me gusta tener frío y ponerme gorros y bufandas.

Sentirme una cebolla (mmm, cebolla)
escondida detrás de capas de hilo y lana.

Ponerme guantes y sacarme uno para fumar mientras espero el colectivo.
Y volvérmelo a poner, y volvérmelo a sacar porque agarrar las monedas para el bondi con guantes es una tarea sumamente incómoda.

Pisar las hojas secas y hacerlas crujir. Hola cliché. Me gustás.

El instante antes de bañarme, cuando me saco la ropa y tengo frío, y el instante de durante de bañarme, abajo del agua, teniendo calor. Y el instante de después, de vuelta, de invierno.

Me gusta abrazarte antes de dormir, en verano también pero ahora más. Y enroscarte los pies fríos para que se calienten. Odio dormir con medias.

Taparme con setenta y dos frazadas y sentir la cara fría con el frío.

Y sentir frío y tomar una sopa, o un té, o un vino y comer chocolate.

Me gustan mucho las bufandas y los gorros.

Y me gusta escuchar canciones de invierno.


El frío, capítulo 1

Me gusta el frío porque me doy cuenta.
Por ejemplo, una mañana me despierto y aparentemente, hacen tres, o dos, o un, o ningún grado. Me pongo medias largas y medias de algodón, pantalones (sólo uno, en verdad), una o dos remeras, uno o dos pulóveres -una remera combina con dos pulóveres y dos remeras con un pulóver-, campera, guantes, gorro y bufanda. Entonces salgo a la calle y siento fría la nariz.
Me doy cuenta de que tengo una nariz.