Tengo un invierno trágico que visto a la distancia parece chiste y 24 inviernos felices. Tengo frío y me gusta bastante.
El invierno empieza cuando mi abuelo vuelve a conectar la estufa. Es decir, empezó hace tres días. ¡Despierten!
Cuando esto ocurre, me veo en la obligación de sacar de entre mis cosas gorros y bufandas. Me gusta tener frío y ponerme gorros y bufandas.
Sentirme una cebolla (mmm, cebolla)
escondida detrás de capas de hilo y lana.
Ponerme guantes y sacarme uno para fumar mientras espero el colectivo.
Y volvérmelo a poner, y volvérmelo a sacar porque agarrar las monedas para el bondi con guantes es una tarea sumamente incómoda.
Pisar las hojas secas y hacerlas crujir. Hola cliché. Me gustás.
El instante antes de bañarme, cuando me saco la ropa y tengo frío, y el instante de durante de bañarme, abajo del agua, teniendo calor. Y el instante de después, de vuelta, de invierno.
Me gusta abrazarte antes de dormir, en verano también pero ahora más. Y enroscarte los pies fríos para que se calienten. Odio dormir con medias.
Taparme con setenta y dos frazadas y sentir la cara fría con el frío.
Y sentir frío y tomar una sopa, o un té, o un vino y comer chocolate.
Me gustan mucho las bufandas y los gorros.
Y me gusta escuchar canciones de invierno.
1 comentario:
No poder pagar el bondi con guantes es una de las cosas que me daba más ira en el mundo
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