jueves, 28 de octubre de 2010

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Yo lo vi.
Estaba muerto, pero seguía andando.

martes, 26 de octubre de 2010

Limpia a fondo, sin rayar

"¿Sabía usted que una factura de teléfono puede ser un recuerdo?"

Hay recipientes que están hechos para guardar años. Los míos están en tres cajones. Intentar limpiarlos es acordarme de cosas que suponía olvidadas, para después creer que por tirar mil papeles a la basura voy a olvidarlas de nuevo y, esta vez sí, para siempre. Pareciéndome yo tan corta, tan escasa, queriendo ser tan chiquita, me sorprende que de adentro de los cajones salgan tantos años y asumirlos como propios. ¿Ya pasó todo ese tiempo? ¿Cuándo se pueden tirar los recibos y las cuentas pagas? Están saldadas desde hace mucho. A la bolsa.

Hilos, una piedra y un metal que sumados pesaban algo así como 32 toneladas. ¡Y yo llevaba eso encima! Por suerte adelgacé, y además ahora ya no soy -tan- inocente como entonces. ¿Lo tiro o no lo tiro? Ya pasó -me dice mientras me da palmadas imaginarias en la espalda-, ya pasó. A la bolsa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

24

Mejor amiga del mundo 1 firmó contrato de alquiler. Se muda esta semana con su novio.

Mejor amiga del mundo 2 vive sola desde hace un tiempo, y aparentemente antes de fin de año se muda nuevamente. Esta vez, conmigo y con gato.

Mejor madre del mundo tomó la noticia con -dentro de lo esperado- bastante naturalidad. De acuerdo con fuentes de identidad reservada, la esperaba desde que novio se fue a vivir solo. Yo todavía me acuerdo de lo mal que me sentía cuando me iba los viernes a lo de padre y ella se quedaba sola.

De repente se me cae todo sobre la cabeza. ¿Cuándo me volví adulta? ¿Cuándo fue que mis amigas crecieron? ¿Me aterra un poco? ¿Moriré de inanición? ¿Me acordaré de pagar las cuentas? ¿Aprenderé a cocinar? ¿Voy a vivir comiendo arroz?

De repente se me cae todo sobre la cabeza. Vas a cumplir 24 años idiota, no 16.

Claaaaaaaaro, ahora sí.


viernes, 15 de octubre de 2010

Turú

Clac, clac, clac, clac. Zapato, zapato, zapato, zapato. Debajo de la alfombra el piso, debajo del piso está hueco, cada paso retumba, clac, clac, creo que voy a enloquecer.
Turú, llaman para atención al público, turú, todavía me faltan nueve números, piiip, los turnos de la caja, turú. Creo que voy a enloquecer.
¡Olivera!, grita una señora teñida de rubio, piiip, cajas, una viejita sabe que le toca a ella pero desconoce para dónde tiene que ir, turú, apure doña, que cocodrilo que duerme se queda sin que lo atiendan.
No pasó ni una hora desde que tuve ese impulso violento e incendiario, tantos papeles juntos, turú, tantas chicas de tailleur, piiip, se pelean a codazos disimuladamente por un lugar en mesa -turú- de entradas.
Me nacen ganas de ser karateca y patearles la cabeza a todos. Piiip. Después desalojar el edificio, porque no quiero matar a nadie, y poner -turú, turú, turú- un fósforo en una carpeta. Turú, ya casi, decía, ganas de agarrar el expediente más gordo y más cruel y dejarle -piiip- un fósforo encendido encima. Y que se acaben los papeles, los juzgados, los zapatos de -piiip- taco alto. Los tailleurs. El turbio palacio de Tribunales. Creo que voy a -piiip- enloquecer.
Turú. 145. Esa soy yo.

martes, 12 de octubre de 2010

Pluma

Toda la tarde
cantando la misma canción.



En un dado de papel de armar
me dibujarás hoy
allá afuera la montaña se cubrió de barniz

Ya no llueve más, hay olor a flor
y a tierra mojada
me decido a ser pluma en tus manos.

Esperame, nadie sabe
que soy un poco lento
dame aire, que me eleve
y llegue hasta las nubes
tres veces más así, tres veces más así
flotando sobre el jardín.

Dame aire, que me eleve más,
que no pueda volver
por minuto de arena yo subiré

Esperame, nadie sabe
que soy un poco lento
dame aire, que me eleve
y llegue hasta las nubes
tres veces más así, tres veces más así
flotando sobre el jardín
flotando sobre el jardín

martes, 5 de octubre de 2010

Todos mis muertos

Creo, por carecer de evidencia contraria, que no hay nada después de que la gente -o uno mismo, algún día- se muere. Hay un corazón que deja de latir, unas neuronas que ya no sinapsan, rigor mortis, descomposición, queda del finado lo que alimente a la tierra y a los gusanos. Game over.
No creo tampoco en el cielo, el infierno o el purgatorio.
Sin embargo, yo también hablo con mis muertos, incluso con algunos que no conocí, como mi abuelo Alfredo o Cortázar. Les cuento cosas. Les escribo historias. Los sueño de vez en cuando. Mantengo con ellos conversaciones, y a veces los traigo a otras que tengo con los vivos.
Todo esto sabiendo que ya no existen, que son sólo aquello que yo me acuerdo que eran, o ni siquiera eso.

Yo hablo con muertos.
Yo hablo con recuerdos.

sábado, 2 de octubre de 2010

Dos versiones

No.

Hoy te llamé telepáticamente sin quererlo. Sin quererlo ni un poco, de verdad, no me interesa y prefiero no hacerlo. Sin embargo te llamé y apareciste, y al verte volví a darme cuenta de que No, de que me das miedo, pena, un poco de asco. Porque vos lo quisiste así, generás en mí los sentimientos más bajos, más oscuros e hirientes-como vos. Me escapé rápido de tu sombra, como me escapo de los malos recuerdos, de lo que sé que es veneno, de los edificios en peligro de derrumbe.

Sí.

Hoy te llamé telepáticamente sin quererlo. Sin quererlo por esa manía de pretender que puedo sola, con y contra todo y todos. Sin embargo te llamé y apareciste, y al verte volví a darme cuenta de que Sí, de que me das besos, músicas, tanto tanto sol. Porque nosotros lo queremos así, generás en mí los sentimientos más altos, más claros y curativos-como vos. Me costó salirme de tu abrazo, como me cuesta salir de tu cama, de los sueños con gravedad cero, de las canciones que me envuelven y me vuelan.