martes, 26 de octubre de 2010

Limpia a fondo, sin rayar

"¿Sabía usted que una factura de teléfono puede ser un recuerdo?"

Hay recipientes que están hechos para guardar años. Los míos están en tres cajones. Intentar limpiarlos es acordarme de cosas que suponía olvidadas, para después creer que por tirar mil papeles a la basura voy a olvidarlas de nuevo y, esta vez sí, para siempre. Pareciéndome yo tan corta, tan escasa, queriendo ser tan chiquita, me sorprende que de adentro de los cajones salgan tantos años y asumirlos como propios. ¿Ya pasó todo ese tiempo? ¿Cuándo se pueden tirar los recibos y las cuentas pagas? Están saldadas desde hace mucho. A la bolsa.

Hilos, una piedra y un metal que sumados pesaban algo así como 32 toneladas. ¡Y yo llevaba eso encima! Por suerte adelgacé, y además ahora ya no soy -tan- inocente como entonces. ¿Lo tiro o no lo tiro? Ya pasó -me dice mientras me da palmadas imaginarias en la espalda-, ya pasó. A la bolsa.

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