martes, 27 de julio de 2010

De cuando volví a ser liviana

Hubo un momento en el cual
la no-presencia
la no-merienda
con no-té de durazno
y no-alfajores
la no-canción
la no-llamada
dejó de dolerme el día

Y por suerte
tu no-ausencia
dejó de ensuciar mi sí-descanso

5 comentarios:

Laureano dijo...

Creo que no-entendí, pero me sí-gusta

alejandra dijo...

IDENTIFICADISIMA.

Recuerdo cuando me dolía el día.

Me encantó, Lola
Beso!

Laureano dijo...

Si te duele la noche, también cuenta?

una dijo...

Lolo: Ah, qué, había que entenderlo?lo? Por ahí te gustó por eso, así que mejor no te explico.

Ale: Holaaaa!!! Qué lindo que pasaste y qué lindo que te haya gustado. En un ratito paso a visitarte yo.

La noche también cuenta Lolo, claro. De hecho, tengo la teoría de que a la noche duele más... digamos, profundamente. Pero el día duele como a lo ancho.

Abrazos!

alejandra dijo...

¨el dia duele como a lo ancho¨.
Que grosa!