viernes, 24 de diciembre de 2010

La lú

La ciudad de la furia se pone furiosa porque no tiene luz. Como no hay luz, los vecinos se inventan una de fuego.

"Me bajo en Nazca, por si está cortado por adentro", dije. Si mi vida fuera una serie o cualquier otra cuestión televisada, con edición y efectos de sonido, ahí iba el ruido que indica error. Algo así como... Bueno, ese.

Los sentidos se alteran. Por alguna extraña razón la mente no tanto, al menos no para mal. Después de escuchar a uno diciéndole al policía que había "un grupo de individuos intentando ingresar a una casa", el área cerebral de la paranoia fue bloqueada por un mecanismo que desconozco pero que me gustaría manejar de forma consciente.

Las mismas cinco cuadras, las de siempre, pero completamente a oscuras. A oscuras de luces de mentira, se entiende, mientras el cielo de casi llover después de llover se hace el que es violeta para que no tropecemos con una baldosa. Un copado. También algunos relámpagos al fondo, pero se apagan enseguida.

Sin luz la vida sigue, pasan los recolectores de basura y recolectan la basura. Tres personas paseaban a tres perros. Por separado.

Cuando abre el semáforo que sí anda pasan algunos autos. Temo por la vida del muchacho que pasó en una moto SIN LUCES.

Para allá la nada, para allá tampoco, para allá también.

Cuatro personas solas y dos o tres grupos sentados en sus puerta porque en sus puertas hace menos calor. Por separado.

En mi casa todavía funciona el ventilador.


2 comentarios:

alejandra dijo...

Todo lo que salga de la rutina; bueno, casi todo, me copa. Es lo mismo pero diferente y esa sensación es genial.
Lástima que en este caso te cagas de calor.

una dijo...

Sí, claro, al mismo tiempo fueron cinco cuadras de angustia pensando en que iba a llegar y no iba a estar el ventilador esperándome. Y además la solidaridad para con los vecinos que se estaban cagando de calor.
Pero abstrayéndome de todo eso y tomando la experiencia sin todo lo demás, fue bastante divertido. Flasheé Lola aventurera a full.