viernes, 10 de septiembre de 2010

Y además está lloviendo

Una tristeza camina, otra se sienta en el piso y una tercera me mira. La que camina me persigue y me alcanza.

En la fila para sacar el pasaje de subte hay una chica con un bebé en brazos pidiendo monedas. Somos varios pero nadie la mira. Los observo uno por uno, estoy última. Una sola señora le da algo de plata, pero tampoco la mira. Yo me propongo mirarla y cuando llega mi turno la veo, le sonrío. Le doy algo de plata, me dice que gracias, ella también sonríe, yo le digo de nada sonriendo. Sigo mi camino pero sin sonreir. La tristeza se instaló a la altura de la boca del éstomago y se expande hacia mi consciencia, yo no sé dónde queda pero ella se ve que sí.

Ya es oficial: estoy triste. Triste porque mi plata, que ahora es suya, no soluciona nada. Triste por que hay gente pidiendo monedas, y porque hay otra gente que piensa que alguien puede disfrutar pidiendo monedas, hacerlo por placer. Triste porque seguí mi camino.

Triste bajo las escaleras. Triste espero que bajen los que bajan para poder subir al vagón. Triste porque son varios los que no pueden esperar que los que bajan bajen y los empujan y se empujan entre sí, no por falta de lugar sino por falta de ¿tiempo?

Triste sigo pensando durante el viaje. Va a llover y pienso en qué triste que es el mundo, con todos nosotros, los que somos nosotros porque viajamos en subte camino del trabajo, la facultad o la casa, ignorando a los ellos que no tienen trabajo, facultad o casa. Triste porque sé que estoy pensando en los ellos, pero no estoy haciendo algo POR ellos: estoy viajando en subte. Triste porque yo pienso en ellos, pero no sé si el resto de nosotros también.

Miro las caras de los otros nosotros. Trato de adivinar si alguno más está pensando en los ellos. Esos dos se están riendo. No. Aquel duerme, quizás piense con los ojos cerrados, pero no, se le está cayendo la baba y la cabeza se le ladea hacia la izquierda. No. El chico de rastas tiene cara triste. Quién sabe, tal vez él piense en los ellos y en lo triste del mundo.

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